Viviendo en la era líquida

Cuando dimos el concepto de modernidad líquida en clase, algo que opinaba Zygmunt Bauman se me quedó grabado. Él decía que estamos viviendo en una "modernidad líquida", donde nada permanece, donde todo lo que nos parece estanle o seguro puede deshacerse en cualquier momento sin dejar rastro.

Y, la verdad es que he estado reflexionándolo, y creo que esta metáfora nos describe a la perfección como sociedad. El trabajo ya no es para toda la vida, las familias se transforman, las ciudades cambian a un ritmo muy rápido... Es como si estuviéramos todos intentando mantener el equilibrio sobre una tabla en mitad del mar.

Lo curioso es que no es solo una sensación personal, hay toda una corriente de pensadores que afirman que esta incertidumbre constante no es casualidad, sino que estárelacionada con el modelo económico en el que estamos inmersos. Žižek, por ejemplo, va un paso más allá y afirma que no solo nos están exprimiendo económicamente, sino que ahora también lo hacen con nuestras emociones y valores. Nos empujan a sentirnos moralmente responsables, nos venden la idea de que podemos ser consumidores "éticos", preocupados por el medioambiente o por la justicia social. Pero, en realidad, seguimos alimentando el mismo sistema que origina esos problemas.

Y no es solo Žižek quien lo dice. Filósofos como Byung-Chul Han también describen este malestar de la sociedad actual, donde la autoexplotación y la hiperproductividad nos están llevando a una especie de agotamiento existencial. Trabajamos sin parar para cumplir expectativas que, muchas veces, ni siquiera son realmente nuestras. Nos han vendido la idea de la libertad absoluta, pero se olvidaron de advertirnos del precio: una soledad y una ansiedad que pesan cada vez más.

La pregunta que me hago, y que seguramente muchos se hacen, es si estamos condenados a vivir así o si todavía hay margen para recuperar algo de firmeza bajo los pies. No tengo una respuesta clara, pero creo que, al menos, ser conscientes de esto es un primer paso.